Este es un capítulo de La historia de los griegos (original: The Story of the Greeks, de Hélène Adeline Guerber), traducido y narrado por Francisco Javier Álvarez Comesaña para AcademiaLatin.com.
También en formato pódcast. ¡Apúntate a los demás pódcast de humanidades!
Entre los atletas cuyas estatuas podían verse en Olimpia estaba la de Milón, un hombre de Crotona, una de las colonias griegas en Italia. Este hombre era de una fuerza extraordinaria, y podía levantar enormes pesos. Para desarrollar sus músculos y hacerse fuerte, se había entrenado desde niño, y había practicado llevando cargas hasta que pudo levantar más que cualquier otro hombre de su tiempo.
Se dice que era tan meticuloso en sus esfuerzos de ganar fuerza que todos los días cargaba un becerro y aumentaba la distancia gradualmente. Conforme el becerro crecía, Milón se hacía más fuerte, y sus músculos llegaron a ser tan poderosos que podía cargar al animal con facilidad cuando ya se había hecho un buey.
Aprende latín y griego antiguo desde cero al mejor precio con esta oportunidad única. Aprovecha el combo latín & griego antiguo por 399 € para siempre.
Accede a las futuras ampliaciones con textos largos, actividades concretas, etc. Un solo pago, acceso para siempre, sin suscripciones recurrentes.
Para agradar a sus compañeros y mostrarles lo que era capaz de hacer, Milón cargó una vez un buey varias millas, y entonces, como le entró hambre, lo mató de un puñetazo, lo cocinó y se lo comió entero en una sola comida.
En otra ocasión, Milón estaba sentado con varios compañeros en una casa en ruinas. De repente notaron que se caía el techo. Milón alargó sus grandes brazos, extendió las manos y sostuvo el techo hasta que sus compañeros habían escapado de la casa.
Las manos de Milón eran tan fuertes que, cuando agarraba un carro, incluso con una sola mano, ni cuatro caballos podían moverlo hasta que él lo soltaba. Por supuesto, Milón estaba muy orgulloso de su gran fuerza, que, sin embargo, fue mala para él y le causó la muerte.
Un día, cuando era muy viejo, Milón iba caminando solo por un bosque donde había varias personas talando árboles. Los hombres se habían marchado, dejando las cuñas en un tronco inusualmente grande.
Milón, acordándose de su antigua fuerza, miró por un momento el árbol y entonces, seguro de poder quebrarlo, metió los dedos en el agujero de la cuña. Al primer intento, el árbol se quebró un poco, y las cuñas se cayeron, pero las dos mitades, en lugar de terminar de separarse, de repente se cerraron, y Milón se encontró con las manos atrapadas.
En vano se esforzó por liberarse; en vano pidió auxilio: no podía ni liberarse ni llamar la atención de nadie. Llegó la noche y pronto las fieras salvajes del bosque empezaron a salir de sus guaridas.
Encontraron al antiguo atleta y, lanzándose sobre él, lo despedazaron, pues no podía defenderse, a pesar de su famosa fuerza.
Siguiente: El atleta envidioso →
Más sobre estos personajes y acontecimientos
En esta entrada aparecen los siguientes personajes y acontecimientos del mundo clásico. Tienes más contenidos sobre ellos: Milón de Crotona.