Sobre la famosa ξενία u hospitalidad griega se pueden decir muchísimas cosas, y de hecho hay bastante bibliografía al respecto. Lógicamente, aquí vamos a ir bastante más al grano para quedarnos con lo más interesante y entretenido.
La primera vez (o primeras veces) que leí el pasaje en que Odiseo está en la corte de los feacios bajo la protección del rey Alcínoo, me extrañó algo una cosa que para mí no tenía mayor sentido y que simplemente atribuí a una licencia de Homero para causar mayor efecto dramático o algo de eso…
Y apenas saciado el deseo de comer y de beber, la Musa excitó al aedo a que celebrase la gloria de los guerreros con un cantar cuya fama llegaba entonces al anchuroso cielo: la disputa de Odiseo y del Pelida Aquiles, quienes en el espléndido banquete en honor de los dioses contendieron con horribles palabras, mientras el rey de hombres, Agamenón, se regocijaba en su ánimo al ver que reñían los mejores de los aqueos.
[…] Odiseo se cubrió nuevamente la cabeza y tornó a llorar. A todos les pasó inadvertido que derramara lágrimas menos a Alcínoo, que, sentado junto a él, lo advirtió y notó. […] «¡Oíd, caudillos y príncipes de los feacios! Me parece el huésped muy sensato. Vamos, pues, ofrezcámosle los dones de la hospitalidad, que esto es lo que procede». […] Tal fue lo que cantó el eximio aedo, y en tanto se consumía Odiseo, y las lágrimas manaban de sus párpados y le regaban las mejillas. Y en seguida [Alcínoo] dijo a los feacios, amantes de manejar los remos: «¡Oídme, caudillos y príncipes de los feacios! Que pare Demódoco de tocar la melodiosa cítara, pues quizá lo que canta no les sea grato a todos los oyentes. Desde que empezamos la cena y se levantó el divino aedo, el huésped no ha dejado de verter doloroso llanto: sin duda le vino al alma algún pesar. […] Como a un hermano debe tratar al huésped y al suplicante quien tenga un poco de sensatez. Y así, no has de ocultar tampoco con astuto designio lo que voy a preguntarte, sino que será mucho mejor que lo manifiestes. Dime el nombre con que en tu población te llamaban tu padre y tu madre, los habitantes de la ciudad y los vecinos de los alrededores, que ningún hombre bueno o malo deja de tener el suyo desde que ha nacido, porque los padres lo imponen a cuantos engendran. Nómbrame también tu país, tu pueblo y tu ciudad, para que nuestros bajeles, proponiéndose cumplir tu propósito con su inteligencia, te conduzcan allá Homero, Odisea VIII
El fragmento está recortado de buena parte de todo el canto VIII, pero básicamente pretende mostrar la causa de mi inicial estupefacción:
- Alcínoo recibe a Odiseo en su palacio
- Tras lavarse, vestirse, etc., Odiseo va al banquete, donde come, bebe, escucha al aedo Demódoco recitar…
- El relato de Demódoco hace llorar a Odiseo; al verlo Alcínoo, para aliviar su llanto, manda otros entretenimientos
- Más adelante, vuelve a recitar Demódoco y Odiseo vuelve a llorar
- Solo tras recibirlo, bañarlo, vestirlo, darle de comer y beber, entretenerlo, etc., Alcínoo le pregunta a Odiseo por su nombre, linaje, quién es, etc.
¿Es que era este el orden necesario para que Homero pudiera mantener la tensión? ¿Quién metería a un extraño en su casa y no le preguntaría su nombre y quién es de inmediato?
Precisamente, así lo mandaba la hospitalidad.
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Las reglas de la hospitalidad
Según la Wikipedia en inglés, la hospitalidad griega se basaba en dos reglas fundamentales; en resumen:
- El anfitrión debe ofrecer baño, comida, bebida, presentes y asegurarse de que el huésped llegará a salvo a su próximo destino. Es una falta de hospitalidad hacer preguntas personales (incluso quién es) hasta que no ha terminado al menos la comida.
- El huésped debe asegurarse de no suponer una amenaza o carga para el anfitrión. A cambio de todo lo que ofrece el anfitrión, el huésped debe contar historias sobre lo que ha visto en su viaje.
La hospitalidad era sumamente importante no solo en los relatos homéricos y en los mitos en general, sino que también seguía respetándose en la época histórica. Se consideraba que Zeus era el protector de la hospitalidad, por lo que violarla era una afrenta al propio dios, que debía castigar al violador.
«Quedaos aquí, mis fieles amigos, y yo con mi nave y mis compañeros iré allá y trataré de averiguar qué hombres son aquellos: si son violentos, salvajes e injustos, u hospitalarios y temerosos de las deidades».
Homero, Odisea IX
Se opone el ser violento, salvaje e injusto a ser hospitalario (lo que implica temer y respetar a los dioses).
El mito de Filemón y Baucis es buena prueba de ello. En él, podemos ver como Zeus incluso se dedica a patrullar y poner a prueba a los mortales para asegurarse de que se cumple con la hospitalidad. Mientras que todos los demás rechazan a Zeus y Hermes disfrazados de mortales, solo Filemón y Baucis cumplen con sus deberes hospitalarios, por lo que Zeus aniquila a todos los demás y recompensa al matrimonio.
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Polifemo: la violación de la hospitalidad
Mientras que Alcínoo es ejemplo de hospitalidad impecable, la Odisea también da un ejemplo de violación de la hospitalidad: el episodio del cíclope Polifemo.
[…] al vernos, nos hizo estas preguntas: «¡Forasteros! ¿Quiénes sois? ¿De dónde llegasteis navegando por húmedos caminos? ¿Venís por algún negocio o andáis por el mar, a la ventura, como los piratas que divagan, exponiendo su vida y produciendo daño a los hombres de extrañas tierras?». [… habla Odiseo] «venimos a abrazar tus rodillas por si quisieras presentarnos los dones de la hospitalidad o hacernos algún otro regalo como es costumbre entre los huéspedes. Respeta, pues, a los dioses, varón excelente, que nosotros somos ahora tus suplicantes. Y a suplicantes y forasteros los venga Zeus hospitalario, el cual acompaña a los venerandos huéspedes». [… habla Polifemo] «yo no te perdonaría ni a ti ni a tus compañeros por temor a la enemistad de Zeus, si mi ánimo no me lo ordenase. […] Dame de buen grado más vino y hazme saber inmediatamente tu nombre para que te ofrezca un don hospitalario con el cual te huelgues. A Nadie me lo comeré el último, después de sus compañeros, y a todos los demás antes que a él: tal será el don hospitalario que te ofrezca». Homero, Odisea IX
Vemos que Polifemo, nada más ver a los griegos, lo primero que hace es lanzarles todo tipo de preguntas personales. Odiseo le pide explícitamente hospitalidad y le recuerda de forma bastante directa las consecuencias de no respetarla. Sin embargo, Polifemo no solo se burla de su petición, sino también del propio Zeus, y algo más tarde incluso hace más burla simulando hospitalidad al decirle que a él se lo comerá el último como don de hospitalidad.
Tras comerse a varios compañeros, ocurre el célebre momento en que los griegos ciegan al cíclope y logran escapar. Entonces, Odiseo le reprocha su fechoría y sus consecuencias, y Polifemo trata de engañar a Odiseo ofreciéndole una supuesta hospitalidad real:
[Habla Odiseo] «¡Cíclope! No debías emplear tu gran fuerza para comerte en la honda gruta a los amigos de un varón indefenso. Las consecuencias de tus malas acciones habían de alcanzarte, oh, cruel, ya que no temiste devorar a tus huéspedes en tu misma morada: por esto Zeus y los demás dioses te han castigado». [… habla Polifemo] «Pero, venga, vuelve, Odiseo, para que te ofrezca los dones de la hospitalidad y exhorte al ínclito dios que bate la tierra a que te conduzca a la patria». Homero, Odisea IX