En la séptima clase del curso de gramática histórica del español estudiaremos un aspecto clave de la evolución del consonantismo del latín a las lenguas romances en general y al castellano en particular: la aparición de las consonantes palatales. Estudiamos los orígenes de estas palatales, las grafías alfonsíes para estos nuevos sonidos y, por último, el yeísmo.
Aparición del orden palatal
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Resumen de las palatales
Estos son los contenidos que hemos aprendido en los ⏳ 1 h 16 m 51 s ⌛ del vídeo de esta clase.
I inicial
La I inicial latina es, quizá, el primer paso en la creación del orden palatal. Ya en el propio latín clásico sería probablemente una deslizante palatal cuando iba seguida de una vocal.
En latín vulgar se reforzaría a una consonante plena, lo cual parece confirmado por inscripciones: ZANUARIO por IANUARIO; ZERAX por HIERAX, etc.
Lo vemos en este fragmento del vídeo completo de la clase:Consonante(s) + yod
La yod va a palatalizar muy frecuentemente, por asimilación, las consonantes no palatales con las que está en contacto. Cuanto más cerca del paladar esté la consonante, más probable es que palatalice y más tempranamente lo haga.
La palatalización de /t/ o /k/ + yod es probablemente la más temprana. Inicialmente evolucionan de forma distinta, pero en lo que será el castellano confluyen en [ts]. Vemos diversa casuística con geminadas, posición intervocálica, etc.
La lateral /l/ + yod palataliza inicialmente en /ʎ/, pero posteriormente evoluciona a /ʒ/, sonido implicado en el posterior reajuste de las sibilantes. La nasal /n/ + yod palataliza de forma esperable.
Las bilabiales /b/ y /m/ + yod suelen no ser absorbidas, pero la oclusiva oral puede llegar a serlo. No palatalizan nunca /p/ o /s/ o /ɾ/, aunque sí suelen ver la metátesis respecto a la yod.
/k/ o /g/ + vocal palatal
La palatalización ocurre ya en latín vulgar cuando las oclusivas velares /k/ o /g/ van seguidas de cualquier vocal palatal (/i/, /e/, /ɛ/).
La palatalización de /k/ se agudiza hasta convertirse en una auténtica consonante palatal /tʃ/, con lo que el resultado se neutraliza con el de /t, k/ + yod. La cronología relativa explica distintos resultados, como en QUINTU > quinto y CINCTU > cinto.
También /g/ palataliza pronto en latín vulgar con un resultado [ʝ], pero con más casuística, pues también puede llegar a perderse o evolucionar a /ʒ/. También explicamos su evolución hacia el grupo /ɾdz/ o a /ndz/.
Velares implosivas
Los grupos /kt/, /ks/ y /gn/ intervocálicos palatalizan muy frecuentemente. También grupos secundarios /k.l/ y la /l/ tras /u/, que tiene un timbre velar [ɫ].
Por lo general la velar implosiva va a vocalizar y esa yod va a actuar de diversas formas según el contexto.
Las geminadas /ll/ y /nn/ latinas
Las geminadas latinas LL y NN van a palatalizar: /ll/ > /ʎ/ y /nn/ > /ɲ/. Ninguno de estos sonidos vuelve a evolucionar (sin tener en cuenta el yeísmo).
/pl/, /kl/ y /fl/ iniciales
El latín vulgar de algunas zonas tendría en estos grupos una pronunciación palatalizada. En español preliterario habríamos tenido [pʎ], [kʎ], [fʎ]; la muta inicial se habría asimilado y sido absorbida.
Además de lo dicho, puede tener resultados menos predecibles o conservarse tal cual sin que necesariamente se trate de cultismos.
Yeísmo
El yeísmo es la convergencia de /ʎ/ y /ʝ/ en favor de la fricativa palatal central sonora a nivel prácticamente panhispánico, aunque se conserva la distinción en zonas aisladas del norte, Extremadura, área suroccidental, América…
Este fenómeno del yeísmo parece iniciarse en la Edad Media, aunque no es claro a partir de las grafías hasta el siglo XVIII.
Algunos étimos mencionados
Durante las explicaciones hemos usado varios étimos, entre los que destacan los siguientes:
- PUTEU > pozo
- ERICIU > erizo
- MARTIU > marzo
- CALCEA > calza
- MATTIANA > manzana
- CAPTIARE > cazar
- BRACCHIU > brazo
- ALIU > ajo
- ARANEA > araña
- PLUVIA > lluvia
- PRAEMIU > premio
- HABEA(M) > haya
- BASIU > beso
- CAPIA(M) > quepa
- FEBRUARIU > febrero
- CENA > cena
- PACE > paz
- FACIE > faz
- QUINTU > quinto
- CINCTU > cinto
- QUINDECIM > quince
- FACERE > hacer
- CORATIONE > corazón
- FLACCIDU > lacio
- DULCE > dulce
- IANUARIU > enero
- GYPSU > yeso
- GEMMA > yema
- GELARE > helar
- GERMANU > hermano
- IACTARE > echar
- IAIUNU > ayuno
- IUDICES > jueces
- TRIGINTA > treinta
- SAGITTA > saeta
- RUGITU > ruido
- LEGALE > leal
- LIGARE > liar
- ARGILLA > arcilla
- GINGIVA > encía
- QUINGENTOS > quinientos
- RINGERE > reñir
- OCTO > ocho
- DIXI > dije
- COGNATU > cuñado
- OCULU > ojo
- CULTELLU > cuchillo
- NOCTE > noche
- FRICTU > frito
- NOVACULA > navaja
- LENTICULA > lenteja
- TEGULA > teja
- VETULU > viejo
- MULTU > mucho, muy
- FRAXINU > fresno
- VULTURE > buitre
- CLAVE > llave
- FLAMMA > llama
- POPULU > chopo
- AMPLU > ancho
- MACULA > mancha
- INFLARE > hinchar
- PLATEA > plaza
- CLAVU > clavo
- FLOCCU > fleco
En la siguiente clase estudiaremos los procesos de lenición y las consonantes oclusivas.
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Minuto 42. ¿Por qué «hermano» y «helar» con hache? No proviene de hache etimológica, no proviene de «F» latina.
Efectivamente, esa ‹h› no procede ni de F latina ni de ‹h› (ortográfica) latina.
Es una mera convención ortográfica que ya estaba asentada en tiempos de Alfonso X. Debía de darles cosilla no escribir nada donde sabían que en latín había algo, aunque ya no se pronunciara nada. 🙂
¿Podría decirse que es un caso de hiper corrección?
No sé cómo de pertinente o exacto es usar ese término, teniendo en cuenta que cuando se comenzó a usar esa convención no había una norma ortográfica. (Las normas como tales no llegan hasta el siglo XVIII con la RAE).
Pero sí, de alguna forma hay una especie de hipercorrección, aunque yo en todo caso usaría, si acaso, «prurito». 🙂
Hola de nuevo Javier,
En el minuto 31 de la clase nº 7, hablando del resultado de /k/+vocal palatal, dices que «este resultado se neutraliza con /k/+yod » ¿qué quiere decir esto? Los dos ejemplos PACE (sin yod) y FACIE (con yod) evolucionan a /ts/ ¿te refieres al paso intermedio /tʃ/?
Helena
A lo que me refiero es simplemente a que el resultado acaba siendo el mismo (independientemente de que se considere el paso intermedio).
O sea, que CE y CIE acaban teniendo el mismo resultado: convergen las dos secuencias en /ts/.
En el minuto 1:08:15 aparece el ejemplo PLATEA > plaça en grafías alfonsíes pero ¿no debería haber sonorizado a [dz] por el contexto intervocálico?
Efectivamente, PLATEA tal cual debería haber dado plaza (donde z = /dz/ como dices).
Corominas (p. 576) dice que es porque el étimo real no era el clásico PLATEA, sino el vulgar PLATTEA, con geminada, que entonces sí da sorda.