Un comentario ingenioso puede desarmar a los malintencionados.
Un gran señor, a quien la pérdida de su cabello le obligó a ponérselo postizo, caracoleaba cierto día en brioso alazán frente a los balcones de su dama.
Al saludarla, una ráfaga de viento se le llevó la peluca. Las circunstantes comenzaron a reír, y el señor, para calmar el ridículo con una frase ingeniosa, exclamó dirigiéndose a los que reían:
—No pude contener la marcha de los cabellos propios, ¡cómo había de impedir el escape de los ajenos!
Moraleja
Cuando sea posible, es mejor anticiparse a la burla de los demás atrayendo uno mismo la atención sobre el defecto para desarmar al que se prepara para atacarnos.
Información sobre esta fábula
La fábula de «El caballero calvo» está atribuida a Esopo (pero recuerda que la autoría de muchas fábulas es dudosa, a menudo imposible de demostrar y frecuentemente un mismo tema ha sido elaborado por varios fabulistas de diversas épocas).
Protagonistas (animales, personajes u objetos recurrentes en las fábulas):
Temática(s):