No deben ser creídos los lisonjeros, porque a veces debajo de la miel está la hiel.
Esta fábula nos enseña que nos guardemos de las palabras amables de los malos hombres.
Una perra, estando para parir y no teniendo lugar dónde, rogó a otra que la dejase parir en su cama. Tras un tiempo ya estaba buena y fuerte, y la otra, de la que era la cama, le dijo:
Ya has parido y estás sana y estás en buena disposición para poder irte ya con tus hijos. Ya estás preparada para marcharte.
La otra perra le dijo que no quería. Al ver esto, comenzó a pedir su cama con más ahínco, amenazándola si no salía de la cama. Y la otra, con gran saña, respondió:
¿Por qué me molestas con injurias? Si fueras más poderosa y tuvieras más fuerza que yo y mi compañía, te daría la cama, pero no de otra forma.
Moraleja
Esta fábula nos advierte de no dar lo que tenemos para nosotros mismos a otros por palabras amables, porque debajo de la miel viene a veces la amarga hiel.
Información sobre esta fábula
La fábula de «Las dos perras» está atribuida a Esopo (pero recuerda que la autoría de muchas fábulas es dudosa, a menudo imposible de demostrar y frecuentemente un mismo tema ha sido elaborado por varios fabulistas de diversas épocas).
Protagonistas (animales, personajes u objetos recurrentes en las fábulas):
Temática(s):