Es condición natural de los malos el mover pleitos falsos a los inocentes y buenos.
De los hombres falsos que contra los buenos mueven pleito y traen falsos testigos, se dice esta fábula.
Un perro demandó falsamente a una oveja cierta cantidad de pan que dijo haberle prestado, y la oveja lo negó. Disputando sobre esto, acudieron al juez, ante quien fue interpuesta la demanda: el perro afirmaba y la oveja negaba.
El perro se ofreció a probar lo que decía con testigos dignos de fe, y se compinchó con el lobo, con el buitre y con el milano para que atestiguasen contra la verdad.
Presentado el lobo por testigo, dijo:
Sé que el pan que demanda el perro a la oveja se lo prestó.
Y el buitre dijo:
La oveja niega haber recibido el pan que se le prestó.
El milano lo confirmó.
Por todo ello condenó el juez a la oveja, obligándola a que devolviera el pan más las costas. No teniendo la oveja con qué pagar, aunque era ya invierno, tuvo que trasquilarse la lana, con lo cual pagó el pan, aunque no lo debía, y así pasó aquel invierno con muchas penalidades y frío.
Moraleja
Quiere decir esta fábula que los hombres malos y falsos, buscando a otros semejantes y falsarios, hacen mucho mal y daño a los inocentes y a los que tienen poco poder.
Información sobre esta fábula
La fábula de «El perro y la oveja» está atribuida a Esopo (pero recuerda que la autoría de muchas fábulas es dudosa, a menudo imposible de demostrar y frecuentemente un mismo tema ha sido elaborado por varios fabulistas de diversas épocas).
Protagonistas (animales, personajes u objetos recurrentes en las fábulas):
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