A continuación tienes una de las odas de Píndaro, traducidas en verso (1883) por Ignacio Montes de Oca y Obregón (1840-1921).
Al mismo Saumis, vencedor con la cuadriga, el carro mular y el caballo de silla
¡Oh, tú, que del Océano
eres prole divina!,
recibe, ¡oh, Camarina!,
con pecho bondadoso mi cantar.
De sus virtudes célicas
la flor Saumis te dona;
su olímpica corona,
y el que la conquistó, carro mular.
A tu ciudad espléndida
honran sus hechos nobles;
los seis altares dobles
hizo humear con hostias su fervor;
y en fiestas y certámenes,
fiel hasta el quinto día,
ya en su carro vencía,
ya en sus mulas o potro corredor.
Y a tu sede novísima
cedió su alto renombre:
de Acrón su padre el nombre
resuena con el tuyo por doquier;
y del reino de Pélope
y Enomao tornando,
y un bosque venerando
¡patrona Palas! hizo florecer.
Aprende latín y griego antiguo desde cero al mejor precio con esta oportunidad única. Aprovecha el combo latín & griego antiguo por 399 € para siempre.
Accede a las futuras ampliaciones con textos largos, actividades concretas, etc. Un solo pago, acceso para siempre, sin suscripciones recurrentes.
Por Saumis celebérrima
es la veloz corriente
del oano torrente,
y el lago que refleja tu esplendor;
y el sacro lecho de Híparis
que sus hogares riega,
y la madera entrega
para tus techos de sublime altor.
A constrüir de alcázares
espeso bosque empieza;
aleja la pobreza
de tus hijos, su pródiga bondad.
Place aun al vulgo el éxito
de los proyectos vastos:
riesgos, trabajo, gastos,
con las virtudes luchan sin piedad.
A ti me vuelvo, ¡oh, Júpiter!,
que al caudaloso Alfeo
y al antro sacro Ideo
concedes tu santísimo favor;
que entre las nubes cárdenas
tu habitación divina
tienes, y en la colina
del alto Cronio, ¡numen salvador!
No desdeñes las súplicas
que, al son de Lidias cañas,
tus piadosas entrañas
aspiran melodiosas a ablandar;
y a esta ciudad perínclita
de heroicos pobladores,
dígnate tus favores
con generosa mano prodigar.
¡Oh, vencedor olímpico,
señor de mil corceles!
Endulcen tus laureles
y tus hijos tu larga senectud.
Ya solo de los númenes
falta subir al coro,
al que a montones de oro
une renombre, y tierras, y salud.
Notas a la oda quinta
Dedicada al mismo Saumis, y cantada en Camarina en la procesión al regreso del vencedor.
- Junto a Camarina había una laguna del mismo nombre, y es la que el poeta apellida hija del Océano. Aquí, como en otras mil ocasiones, Píndaro se dirige a la ninfa o deidad protectora del lugar.
- Los seis altares dobles.— El vencedor en los juegos olímpicos acostumbraba sacrificar a los dioses protectores de los mismos, en cuyo honor se habían construido seis altares, llamados dobles porque cada uno estaba consagrado a dos divinidades. El primero (según Herodoto) estaba dedicado a Zeus y Poseidón; el segundo, a Hera y Atenea; el tercero, a Hermes y Apolo; el cuarto, a Baco y a las Cárites; el quinto, al río Alfeo; y el sexto, a Crono y a Rea.
- Y a tu sede novísima.— Camarina fue dos veces destruida por los siracusanos, y Saumis contribuyó mucho a su reedificación.
- Y al antro sacro Ideo.— En esta caverna, situada en el monte Ida, en la isla de Creta, ocultó Rea a Zeus, que de otra manera habría sido devorado por Crono.