A continuación tienes el libro cuarto del Breviario de Eutropio, traducido al español por Francisco Navarro y Calvo y transcrito, revisado y corregido por Francisco Javier Álvarez Comesaña para AcademiaLatin.com.
Índice de contenidos:
- Guerra en Macedonia contra el rey Filipo
- Guerra en Siria contra el rey Antíoco
- Fulvio triunfa sobre los etolios; muerte de Aníbal
- Segunda guerra de Macedonia contra Perseo y guerra de Iliria contra Gencio
- Triunfos celebrados en Roma
- Hazaña de Mumio en Hispania
- Tercera guerra púnica; destrucción de Cartago
- Tercera guerra de Macedonia contra Pseudofilipo
- Guerra de Acaya o de Corinto; destrucción de esta ciudad
- Cuarta guerra de Macedonia contra Pseudoperseo
- Triunfos de los romanos en Hispania contra Viriato
- Escipión repara los descalabros de los generales romanos en la guerra contra los numantinos
- Átalo instituye al pueblo romano heredero de su reino
- Junio Bruto triunfa sobre los galecios y Escipión Africano sobre los numantinos
- Reveses de Craso en Asia en la guerra contra Aristónico; Perpena repara estos fracasos
- Reconstrucción de Cartago, adonde envían una colonia romana
- Guerra contra los galos transalpinos y contra Bituito, rey de los arvernos: su derrota
- Envío de una colonia a Narbona
- Derrota de Catón en Tracia por los escordiscos
- Triunfos celebrados en Roma sobre Cerdeña y Tracia
- Guerra de Yugurta
Guerra en Macedonia contra el rey Filipo
Terminada la guerra púnica, la siguió la macedónica contra el rey Filipo.
En el año 551 de la fundación de Roma, se envió contra el rey Filipo a Tito Quincio Flaminio, que le venció y le concedió la paz con las condiciones siguientes: no hacer guerra a las ciudades de Grecia cuya defensa contra él habían tomado los romanos; devolver los prisioneros y desertores; no conservar más que cincuenta naves y entregar las demás a Roma; pagar durante diez años un tributo de 4000 libras de plata, y entregar en rehenes a su hijo Demetrio.
También hizo Tito Quincio la guerra a los lacedemonios, venciendo a Nabis, su general, e imponiéndole en un tratado de alianza las condiciones que quiso, teniendo la gloria de llevar delante de su carro triunfal los rehenes más ilustres: Demetrio, hijo de Filipo, y Armeno, hijo de Nabes.
Guerra en Siria contra el rey Antíoco
A la guerra de Macedonia siguió la de Siria contra el rey Antíoco, bajo el consulado de Publio Cornelio Escipión y de Manlio Acilio Glabrión.
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Aníbal, que había abandonado su patria Cartago, temiendo que le entregasen a los romanos, se había unido a Antíoco. Manlio Acilio Glabrión peleó con éxito en la Acaya, apoderándose en un ataque nocturno del campamento del rey, obligándole a emprender la fuga. Se devolvió a Filipo su hijo Demetrio, porque había ayudado a los romanos contra Antíoco.
Bajo el consulado de Lucio Cornelio Escipión y de Gayo Lelio, Escipión el Africano partió contra Antíoco, como lugarteniente de su hermano Lucio Cornelio Escipión, cónsul entonces.
Aníbal, que estaba con Antíoco, quedó vencido en un combate naval, y enseguida quedó derrotado el mismo rey por el cónsul Cornelio Escipión en una gran batalla, en las cercanías del monte Sípilo y de Magnesia, ciudad de Asia.
En esta guerra auxilió a los romanos Eumeno, hermano del rey Átalo y fundador de Eumenia, en Frigia.
Antíoco perdió cincuenta mil hombres de infantería y tres mil de caballería. Entonces pidió la paz, que el senado le concedió con las mismas condiciones que le habían ofrecido antes de la derrota, y que consistían en que saliese de Europa y de Asia y se retirase al otro lado del monte Tauro; dar a los romanos diez mil talentos y veinte rehenes, y entregarles a Aníbal, autor de aquella guerra.
Se regalaron al rey Eumeno todas las ciudades de Asia que había perdido Antíoco en aquella campaña, y también dieron muchas ciudades a los de Rodas, que habían ayudado a los romanos contra el rey Antíoco.
Escipión regresó a Roma cubierto de gloria, recibiendo allí, con los honres del triunfo, el epíteto de Asiático, como su hermano había merecido el de Africano por haber vencido en África.
Fulvio triunfa sobre los etolios; muerte de Aníbal
Siendo cónsules Espurio Postumio Albino y Quinto Marcio Filipo, Marco Fulvio triunfó sobre los etolios.
Aníbal, después de la derrota de Antíoco, se había refugiado al lado de Prusias, rey de Bitinia, por temor de que le entregasen a los romanos; pero viendo que lo hacían pedir también a Prusias por medio de Tito Quincio Flaminio y que iban a entregarlo, tomó veneno y fue enterrado en Libisa, en los confines de Nicomedia.
Segunda guerra de Macedonia contra Perseo y guerra de Iliria contra Gencio
Después de la muerte de Filipo, rey de Macedonia, que había hecho la guerra a los romanos y que enseguida les había suministrado socorro contra Antíoco, su hijo Perseo sublevó contra ellos Macedonia.
Se había procurado poderosos refuerzos y se había atraído a su partido a Cotis, rey de Tracia, y a un rey de Iliria llamado Gencio. Los romanos, por su parte, tenían como auxiliares a Eumeno, rey de Asia, a Ariarato, rey de Capadocia, a Antíoco, rey de Siria, a Ptolomeo, rey de Egipto, y a Masinisa, rey de Numidia.
Histori(et)as de griegos y romanos

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En cuanto a Prusias, rey de Bitinia, aunque casado con la hermana de Perseo, permaneció neutral entre los dos bandos. El cónsul Publio Licinio, enviado por los romanos contra Perseo, quedó derrotado por este rey en empeñada batalla.
Pero los romanos, aunque vencidos, no quisieron concederle la paz que pedía, sino con la condición de entregarse él y los suyos a merced del senado y del pueblo romano.
Enseguida enviaron contra él al cónsul Lucio Emilio Paulo, y contra Gencio, en Iliria, al pretor Gayo Anicio. Un combate bastó para reducir a Gencio, que no tardó en someterse. Su madre, su esposa, sus dos hijos y su hermano cayeron también en poder de los romanos.
Esta guerra quedó terminada en treinta días, y se tuvo noticia de la derrota de Gencio antes de saber que había comenzado la guerra.
El cónsul Publio Emilio Paulo libró batalla a Perseo el día tres de las nonas de septiembre, venciéndole y matándole veinte mil soldados de infantería. La caballería huyó sin ninguna pérdida con el rey; los romanos no perdieron más que cien soldados.
Todas las ciudades de Macedonia que habían obedecido a Perseo se rindieron a los romanos, y el mismo rey, abandonado por los suyos, cayó en poder de Paulo Emilio, quien le trató honrosamente y no como a enemigo vencido, porque, habiendo querido el rey arrojarse a sus pies, se lo impidió y lo sentó a su lado.
Para demostrar los romanos que les guiaba en las guerras la justicia y no la avidez, dictaron las condiciones siguientes en favor de los macedonios y de los ilirios: que serían libres y no pagarían más que la mitad de los tributos que hasta entonces habían pagado a sus reyes.
Paulo Emilio proclamó estas leyes en presencia de multitud de pueblos y, habiéndole enviado legados muchas naciones, les dio magnífica comida, diciendo que un general que sabía vencer debía distinguirse también en la disposición de un festín.
Triunfos celebrados en Roma
Poco después se apoderó de setenta ciudades del Epiro, que se habían sublevado; distribuyó el botín a los soldados y regresó con gran pompa a Roma, en la nave de Perseo, nave que, según dicen, era extraordinariamente grande y tenía dieciséis filas de remos.
Su triunfo fue de los más espléndidos: entró en Roma en un carro dorado, llevando a ambos lados a sus dos hijos. Delante del carro marchaban los dos hijos de Perseo y el mismo rey, de cuarenta y cinco años de edad.
Después triunfó sobre los ilirios Gayo Anicio, viéndose delante de su carro a Gencio con su hermano y sus hijos.
El pódcast de mitología griega
Los reyes de muchas naciones acudieron a Roma para presenciar aquel espectáculo, entre ellos Átalo y Eumeno, reyes de Asia, y Prusias, rey de Bitinia. Les tributaron grandes honores y, con permiso del senado, depositaron en el Capitolio los regalos que habían traído. Prusias recomendó además al senado a su hijo Nicomedes.
Hazaña de Mumio en Hispania
El año siguiente Lucio Mumio combatió con éxito en Hispania. El cónsul Marcelo, que le sucedió, alcanzó también grandes victorias.
Tercera guerra púnica; destrucción de Cartago
Enseguida comenzó la tercera guerra contra los cartagineses en el año 601 de la fundación de Roma, bajo el consulado de Lucio Manlio Censorino y de Marco Manlio, cincuenta y un años después de la terminación de la segunda guerra púnica.
Estos dos cónsules marcharon para sitiar Cartago. Tuvieron por adversario a Asdrúbal, general de los cartagineses, mandando la caballería de este pueblo otro general llamado Famea.
Escipión, nieto del Africano, sirvió en esta guerra como tribuno, siendo temido y respetado por todos, porque se conocía su valor en la batalla y su prudencia en el consejo. Por esta razón prestó numerosos e importantes servicios a los cónsules, teniendo exquisito cuidado los dos jefes cartagineses, Asdrúbal y Famea, en evitar llegar a las manos con la parte del ejército romano en que combatía Escipión.
En esta misma época, Masinisa, rey de los númidas, que durante cerca de sesenta años había sido amigo del pueblo romano, murió a la edad de 97 años, dejando cuarenta y cuatro hijos, disponiendo que Escipión repartiese su reino entre sus hijos legítimos.
Escipión, cuyo nombre era ya famoso, fue nombrado cónsul a pesar de su juventud, enviándole contra Cartago. Se apoderó de esta ciudad y la destruyó, encontrando allí los despojos de los diferentes pueblos que los cartagineses habían arruinado, y devolviendo a las ciudades de Sicilia, Italia y África lo que reconocieron como de su pertenencia.
De esta manera quedó destruida Cartago, setecientos años después de su fundación. Escipión mereció el mismo nombre que su abuelo, consiguiendo que por su valor se le llamase el Africano joven.
Tercera guerra de Macedonia contra Pseudofilipo
Entretanto, Pseudofilipo empuñó las armas en Macedonia y derrotó al pretor romano Publio Juvencio, a quien habían encargado el trabajo de reducirle.

Tras nueve años de asedio y no mucha actividad guerrera, los griegos aún confían en tomar la ciudad de Troya. Todo se precipita con la famosa cólera de Aquiles: el gran rey Agamenón deshonra al mejor de los griegos, que entonces se niega a luchar contra el enemigo. Sin su lanza, el ejército griego no es rival para los soldados de Héctor, el gran comandante troyano. Comienzan los duelos de los héroes de ambos bandos y las hazañas de héroes como Áyax, Diomedes y Odiseo. Sin embargo, los griegos solo podrán conquistar Troya cuando Aquiles deponga su cólera y regrese al campo de batalla. 👉 Seguir.
Los romanos enviaron después de él contra este falso Filipo a Quinto Cecilio Metelo, que le mató veinticinco mil hombres, recobró Macedonia y se apoderó del mismo Pseudofilipo.
Guerra de Acaya o de Corinto; destrucción de esta ciudad
También se declaró la guerra a los corintios, uno de los pueblos más célebres de Grecia, para vengar un ultraje que habían inferido a embajadores romanos.
El cónsul Mumio se apoderó de su ciudad y la arrasó, y entonces se vieron al mismo tiempo en Roma tres triunfos magníficos: el de Africano, que hizo marchar a Asdrúbal delante de su carro; el de Metelo, que triunfó sobre Macedonia; y por último el de Mumio, que triunfó sobre Corintio y, delante de él llevaron las estatuas de bronce, los cuadros y demás riquezas de aquella famosa ciudad.
Cuarta guerra de Macedonia contra Pseudoperseo
Otro impostor, que decía ser hijo de Perseo, cuyo nombre había tomado, renovó la guerra en Macedonia, al frente de un ejército de esclavos. Pero, aunque disponía de dieciséis mil hombres, le derrotó el cuestor Tremelio.
Triunfos de los romanos en Hispania contra Viriato
Por el mismo tiempo alcanzó Metelo notables victorias en Celtiberia contra los hispanos. Le reemplazó Quinto Pompeyo.
Poco después se encargó a Quinto Cepión la guerra que un tal Viriato hacía a los romanos en Lusitania; pero a la llegada del cónsul mataron a Viriato sus propios soldados. Durante veinte años había mantenido a los hispanos sublevados contra los romanos.
Pastor al principio, fue enseguida jefe de bandoleros y había concluido por excitar tantos pueblos a la guerra que estuvo a punto de arrancar Hispania de la dominación romana.
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Habiendo pedido sus asesinos recompensa al cónsul Cepión, este les respondió que los romanos no habían aprobado jamás el asesinato de un general por sus soldados.
Escipión repara los descalabros de los generales romanos en la guerra contra los numantinos
Enseguida fue derrotado el cónsul Quinto Pompeyo por los numantinos, cuya capital era la ciudad más rica de Hispania, y ajustó con ellos una paz vergonzosa.
Después de él, el cónsul Gayo Hostilio Mancino ajustó también una paz ignominiosa con los numantinos, pero el pueblo y el senado la rompieron y mandaron entregar Mancino al enemigo para que se vengase en el autor mismo del tratado por la ruptura consumada.
Después de la doble derrota sufrida delante de Numancia por los ejércitos romanos, Publio Escipión el Africano, nombrado cónsul por segunda vez, fue enviado contra los numantinos. Costumbres viciosas habían hecho perder a los soldados su valor; Escipión comenzó por corregirlos, pero sin rigor y con frecuentes ejercicios más bien que con castigos.
Enseguida tomó por fuerza o por medio de convenios un considerable número de ciudades de Hispania; y, en fin, después de haber tenido a Numancia sitiada mucho tiempo, la tomó por hambre y la destruyó, sometiéndosele el resto de la provincia.
Átalo instituye al pueblo romano heredero de su reino
Por esta misma época murió Átalo, rey de Asia y hermano de Eumeno, después de instituir al pueblo romano por heredero. De esta manera se agregó por testamento Asia al poder romano.
Junio Bruto triunfa sobre los galecios y Escipión Africano sobre los numantinos
Muy poco después triunfó gloriosamente Décimo Junio Bruto sobre los galecios y lusitanos. Publio Escipión el Africano triunfó también sobre los numantinos, catorce años después de su primer triunfo sobre África.
Reveses de Craso en Asia en la guerra contra Aristónico; Perpena repara estos fracasos
Aristónico, hijo de Eumeno y de una concubina de este príncipe, excitó una guerra en Asia. Este Eumeno era hermano de Átalo.
Enviaron contra él al pontífice Publio Licinio Craso, a quien suministraron muchos reyes considerables socorros, recibiéndolos de Nicomedes, rey de Bitinia; de Mitrídates, rey del Ponto, contra quien se sostuvo más adelante una encarnizada guerra; de Ariarato, rey de Capadocia; y de Filemón, rey de Paflagonia.
Histori(et)as de griegos y romanos

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No por esto dejó de ser vencido y muerto Craso en la batalla, siendo llevada su cabeza a Aristónico y enterrado su cuerpo en Esmirna.
El cónsul romano Perpena, que iba a reemplazar a Craso, habiendo sabido el resultado de esta guerra, se apresuró a pasar a Asia y, después de vencer a Aristónico en batalla campal, le redujo por hambre en la ciudad de Estratónica, donde se había refugiado.
Aristónico fue estrangulado en Roma, dentro de su prisión, por orden del senado, porque no podía servir para el triunfo de su vencedor, por haber muerto Perpena en Pérgamo cuando regresaba a Roma.
Reconstrucción de Cartago, adonde envían una colonia romana
Bajo el consulado de Lucio Cecilio Metelo y de Tito Quincio Flaminio, el senado mandó reedificar Cartago en África, tal como subsiste hoy, veintidós años después de ser destruida por Escipión.
Se envió allí una colonia de ciudadanos romanos.
Guerra contra los galos transalpinos y contra Bituito, rey de los arvernos: su derrota
En el año 627, los cónsules Gayo Casio Longino y Sexto Domicio Calvino hicieron la guerra a los galos transalpinos y atacaron la entonces célebre capital de los arvernos y a su jefe Bituito.
Cerca del Ródano mataron innumerable multitud de enemigos y llevaron a Roma una considerable cantidad de collares cogidos a los galos.
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Bituito se rindió a Domicio, que lo llevó a Roma, y los dos cónsules triunfaron con mucho esplendor.
Envío de una colonia a Narbona
En el año 633 de la fundación de Roma, bajo el consulado de Marco Porcio Catón y de Quinto Marcio Rex, se envió una colonia a Narbona, en la Galia.
Derrota de Catón en Tracia por los escordiscos
En el año siguiente, bajo el consulado de Lucio Metelo y de Quinto Mucio Escévola, se triunfó sobre Dalmacia.
En el 635, el cónsul Gayo Catón hizo la guerra a los escordiscos, quedando vencido vergonzosamente.
Triunfos celebrados en Roma sobre Cerdeña y Tracia
Bajo el consulado de Gayo Cecilio Metelo y de Gneo Carbón, los dos hermanos Metelo triunfaron el mismo día: el uno en Cerdeña y el otro en Tracia.
En el mismo tiempo se supo en Roma que los cimbrios habían pasado de la Galia a Italia.
Guerra de Yugurta
Siendo cónsules Publio Escipión Nasica y Lucio Calpurnio Bestia, se declaró la guerra a Yugurta, rey de los númidas, porque había dado muerte a los reyes Adérbal y Hiempsal, hermanos suyos, hijos los dos de Micipsa y amigos del pueblo romano.
Se envió contra él al cónsul Calpurnio Bestia, pero, corrompido este por el dinero del rey, convino con él una ignominiosa paz que no ratificó el senado.
Espurio Postumio Albino partió al año siguiente para combatirle y, por culpa de su hermano, aquella guerra con los númidas sirvió también para vergüenza suya.
El pódcast de mitología griega
Se envió contra Yugurta, en tercer lugar, al cónsul Quinto Cecilio Metelo, que restableció la antigua disciplina en el ejército romano, uniendo con mucho acierto la severidad con la moderación y sin emplear castigos demasiado rigorosos.
Venció a Yugurta en muchas batallas, le mató o se apoderó de sus elefantes, y recibió la sumisión de algunas ciudades de su reino.
A punto estaba de terminar la guerra cuando le reemplazaron con Gayo Mario. Este derrotó también a Yugurta y con él a Boco, rey de Mauritania, que acababa de suministrarle socorro.
También se apoderó de algunas ciudades de Numidia y puso fin a la guerra con la captura de Yugurta, que Boco, su aliado, había entregado a Cornelio Sila, cuestor de Mario y uno de los varones más eminentes de su siglo.
Por el mismo tiempo, Marco Junio Silano, colega de Quinto Metelo, derrotó a los cimbrios en la Galia; Minucio Rufo, a los escordiscos y tribalos en Macedonia; y Servilio Cepión, a los lusitanos en Hispania.
Se celebró con dos triunfos la derrota de Yugurta, siendo honrado Metelo con el primero, y Mario con el segundo. Yugurta caminó encadenado con sus dos hijos, delante del carro de Mario, siendo estrangulado enseguida en su prisión por orden del cónsul.