A continuación tienes el libro octavo del Breviario de Eutropio, traducido al español por Francisco Navarro y Calvo y transcrito, revisado y corregido por Francisco Javier Álvarez Comesaña para AcademiaLatin.com.
Índice de contenidos:
- Nerva, su justicia y bondad
- Trajano somete muchos pueblos y ensancha los límites del imperio romano
- Adriano, celoso de la gloria de Trajano, abandona sus conquistas
- Antonino Pío, sus virtudes, su fama entre los pueblos extranjeros
- Gobiernan la república dos emperadores: Marco Antonino Vero (o Marco Aurelio) y Lucio Antonino Vero
- Lucio Vero
- Marco Antonino (Marco Aurelio)
- Cómodo, hijo de Marco Aurelio y sucesor suyo, sus vicios, sus victorias sobre los germanos
- Helvio Pértinax
- Salcio Juliano, jurisconsulto, es vencido por Severo
- Septimio Severo, su crueldad, su instrucción
- Derrota de Pescenio Nigro y Clodio Albino, competidores de Severo
- Severo somete a los partos, los árabes, los adiabenos, e invade Britania
- Antonino Caracala
- Opilio Macrino y su hijo Diadúmeno reinan poco tiempo y no hacen nada memorable
- Aurelio Antonino Heliogábalo
- Aurelio Alejandro, su victoria sobre los partos y el restablecimiento de la disciplina militar
Nerva, su justicia y bondad
En el año 850 de Roma, bajo el consulado de Veto y Valente, se confió el imperio a buenos príncipes, que devolvieron sus mejores días a la república.
Al tirano execrable Domiciano sucedió Nerva, que, como particular, se distinguió por su prudencia y valor; su nobleza era mediana.
Anciano ya cuando Petronio Segundo, prefecto del pretorio, y Partenio, asesino de Domiciano, le hicieron nombrar emperador, se mostró tan justo como popular. Su divina previsión aseguró, por medio de la adopción de Trajano, la felicidad de la república.
Murió en Roma después de reinar un año, cuatro meses y ocho días, a los setenta y uno de edad. Le colocaron en el rango de los dioses.
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Trajano somete muchos pueblos y ensancha los límites del imperio romano
Le sucedió Ulpio Crinito Trajano, nacido en Itálica, en Hispania, de familia más antigua que ilustre, porque en esta estirpe su padre fue el primero que obtuvo el consulado. Trajano fue proclamado emperador en Colonia, en las Galias.
Su gobierno le hizo preferir justamente a todos los príncipes, porque nunca se unió tanta bondad a tanto valor. Después de Augusto, más bien se había defendido que gloriosamente ensanchado el imperio romano, y Trajano por todas partes retiró sus fronteras.
Tomó muchas ciudades al otro lado del Rin, en Germania. Venció al rey Decébalo, subyugó la Dacia e hizo una provincia romana al otro lado del Danubio con todo el territorio que ocupan hoy los Taifalos, Victoalos y Tervingos; aquella provincia tenía de circuito un millón de pasos.
Recobró Armenia, invadida por los partos, después de matar a Partamasiro, que la ocupaba. Dio rey a los albaneses. Recibió la sumisión del rey de los iberos, de los sauromatos, del Bósforo, de los árabes, del Osdreono y de Colcos.
Conquistó el territorio de los corduenos, de los mardos y de los medas; sometió y conservó Artemusia, una de las regiones más grandes de Persia; Seleucia y Cesifonte, Babilonia y Mesena. Avanzó hasta la frontera de la India y hasta el mar Rojo y allí hizo tres provincias de Armenia, de Asiria y de Mesopotamia, añadiendo los pueblos inmediatos a Madena. Otro tanto hizo enseguida con Arabia y mantuvo en el mar Rojo una flota para hacer incursiones en la India.
Sin embargo, su modestia y afabilidad sobrepujaron su gloria militar. En Roma y en las provincias se mostraba igual a los demás; iba a ver y saludar a sus amigos enfermos; celebraba sus días festivos en su mesa o en la suya propia, y frecuentemente se sentaba a su lado en su litera.
No ofendió a ningún senador; no se permitió nada injusto para aumentar su tesoro; fue generoso con todos; hizo muchos donativos públicos y particulares y confirió dignidades hasta a aquellos que no pasaban por familiares suyos.
Cubrió de monumentos el universo; concedió a las ciudades muchas inmunidades y todo lo hizo con tal espíritu de dulzura y bondad que durante su reinado un solo senador fue condenado, y esto por el senado, ignorándolo Trajano.
Histori(et)as de griegos y romanos

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Estas virtudes hicieron que el mundo entero le creyese divino y le merecieron en vida y muerte general veneración.
Entre otras frases memorables se le atribuye la siguiente. Censurándole sus amigos que fuese demasiado asequible a todos, les contestó que recibía a los particulares siendo emperador como hubiese deseado que le recibiese el emperador siendo él particular.
En la guerra y en la paz había adquirido dotes extraordinarias cuando, al regresar de Persia, murió de diarrea en Seleucia de Isauria. Tenía sesenta y tres años, nueve meses y cuatro días, y había reinado diecinueve años, seis meses y quince días.
Le colocaron en el número de los dioses y fue el único emperador a quien se sepultó en el recinto de la ciudad. Sus cenizas, encerradas en una urna de oro, fueron depositadas en medio del foro que él construyó, bajo una columna de ciento cuarenta pies de alto.
Tan querida permanece su memoria que hoy todavía, al advenimiento de un príncipe, las únicas aclamaciones con que le saluda el senado son: «que sea más afortunado que Augusto y mejor que Trajano».
Tal es, en fin, el glorioso homenaje que se rinde a su bondad, que la adulación y la verdad le eligen en sus elogios como el mejor modelo.
Adriano, celoso de la gloria de Trajano, abandona sus conquistas
Muerto Trajano, fue elegido emperador Elio Adriano, gracias a la destreza de Plotina, esposa de Trajano; porque el emperador, lejos de contribuir a ello, durante su vida no quiso adoptarle, aunque Adriano era hijo de su prima hermana.
El pódcast de mitología griega
Adriano había nacido como él en Itálica, en Hispania. Celoso de la gloria de su predecesor, abandonó enseguida tres provincias que Trajano había añadido al estado; retiró de Asiria, de Armenia y de Mesopotamia los ejércitos romanos, y quiso que el Éufrates fuese el límite del imperio.
De la misma manera habría renunciado a la Dacia, pero sus amigos se lo impidieron, diciéndole que aquello era entregar a los bárbaros multitud de ciudadanos romanos, porque Trajano, después de la conquista de la Dacia, había hecho pasar a ella, de todos los puntos del imperio, innumerable cantidad de colonos para cultivar las tierras y poblar las ciudades desiertas por las largas guerras de Decébalo.
Adriano vivió en paz todo el tiempo de su reinado, haciendo un lugarteniente suyo la única guerra que turbó la tranquilidad. Recorrió el mundo romano y dejó en él un considerable número de edificios.
Se expresaba en latín con notable elocuencia y conocía a fondo el griego. Dejó muy poca fama de clemencia, pero atendió escrupulosamente a los intereses del tesoro público y a la conservación de la disciplina militar.
Murió en Campania, más que sexagenario, después de haber reinado durante veintiún años, diez meses y veintinueve días. El senado no quiso concederle los honores divinos, pero su sucesor Tito Aurelio Fulvio Antonino los pidió con insistencia y, a pesar de la unánime negativa de los senadores, acabó por conseguirlos.
Antonino Pío, sus virtudes, su fama entre los pueblos extranjeros
Adriano tuvo, pues, por sucesor a Tito Antonino Fulvio Boyonio, llamado también Pío. Pertenecía a una familia ilustre pero moderna.
Fue un gran príncipe: con razón se le puede comparar a Numa Pompilio, como se compara a Trajano con Rómulo. En su vida privada demostró grandes virtudes y mayores todavía en el trono: nunca fue rudo y su bondad permaneció inalterable.
No ambicionó la gloria militar, prefiriendo defender las provincias romanas a aumentarlas. Buscó para administrar el tesoro a los hombres reconocidos por su probidad, honró a los hombres de bien y detestó a los malvados, pero sin mostrarse duro con ellos.
Inspiró a los reyes aliados suyos, al mismo tiempo que justo temor, veneración tal que muchas naciones bárbaras, deponiendo las armas, llevaron ante su tribunal sus disensiones y quejas y obedecieron su decisión.

Tras nueve años de asedio y no mucha actividad guerrera, los griegos aún confían en tomar la ciudad de Troya. Todo se precipita con la famosa cólera de Aquiles: el gran rey Agamenón deshonra al mejor de los griegos, que entonces se niega a luchar contra el enemigo. Sin su lanza, el ejército griego no es rival para los soldados de Héctor, el gran comandante troyano. Comienzan los duelos de los héroes de ambos bandos y las hazañas de héroes como Áyax, Diomedes y Odiseo. Sin embargo, los griegos solo podrán conquistar Troya cuando Aquiles deponga su cólera y regrese al campo de batalla. 👉 Seguir.
Aunque muy rico antes de su advenimiento al trono, la paga que dio a las tropas y las liberalidades con sus amigos disminuyeron considerablemente su caudal, pero dejó abundantemente provisto el tesoro público. Su clemencia le mereció el dictado de Pío.
Murió en su quinta de Lorio a doce millas de Roma, a los setenta y tres años de edad y veintitrés de reinado. Fue colocado en el rango de los dioses y justamente consagrado.
Gobiernan la república dos emperadores: Marco Antonino Vero (o Marco Aurelio) y Lucio Antonino Vero
Después de él reinó Marco Antonino Vero, de nobilísima estirpe, porque su origen remontaba por parte de su padre a Numa Pompilio, y por su madre al rey de los salentinos.
Lucio Antonino Vero compartió el trono con él. Entonces por primera vez obedeció la república romana a dos jefes revestidos con igual autoridad, cuando nunca había tenido más que un solo emperador a la vez.
Estos príncipes estuvieron unidos por los vínculos de la sangre y de la afinidad: Vero Antonino se había casado con la hija de Marco Antonino, y Marco Antonino era yerno de Antonino Pío por su esposa Valeria Faustina la joven, que también era prima suya.
Lucio Vero
Hizo la guerra a los partos, que entonces se sublevaron por primera vez después de la victoria de Trajano. Vero Antonino marchó contra ellos.
Establecido en Antioquía y sobre los confines de Armenia consiguió por medio de sus capitanes grandes y numerosas victorias, apoderándose de Seleucia, una de las poblaciones más notables de Asiria, con cuarenta mil habitantes.
Enseguida regresó a Roma para celebrar su triunfo sobre los partos y compartió los honores con su hermano, que al mismo tiempo era suegro suyo.
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Murió en Venecia cuando se dirigía a la ciudad de Concordia, en Altino; iba en el mismo carruaje que su hermano, cuando tuvo un repentino ataque de sangre, género de enfermedad que los griegos llaman apoplejía.
No era príncipe muy a propósito para que le amasen, pero el respeto que profesaba a su hermano le impidió realizar ningún acto de crueldad. Murió a los once años de reinado y fue colocado en el número de los dioses.
Marco Antonino (Marco Aurelio)
Después de él gobernó solo la república Marco Antonino, príncipe a quien es más fácil admirar que alabar dignamente.
Desde sus primeros años gozó de tal igualdad de ánimo que ni en la infancia alteraron su rostro la tristeza o la alegría.
Dedicado a la filosofía estoica, filósofo por sus costumbres a la par que por la doctrina, aunque muy joven todavía, se hizo admirar tan generalmente que Adriano tuvo el proyecto de hacerle sucesor suyo, pero, habiendo adoptado ya a Antonino Pío, quiso al menos que fuese yerno suyo para abrirle de esta manera el camino del imperio.
Fueron sus maestros en filosofía Apolonio Calcedonense; en literatura griega, Sexto Coronense, nieto de Plutarco, y en letras latinas, Frontón, el orador más famoso de aquel tiempo.
Vivió en Roma con todos los ciudadanos como igual suyo; el poder soberano no le inspiró ningún orgullo, y su liberalidad se adelantaba a los deseos. Trató las provincias con dulzura y moderación extraordinarias.
En su tiempo se obtuvieron algunos triunfos sobre los germanos; personalmente no hizo más guerra que la de los marcomanos, la más terrible de todas las que se recuerdan, y comparable solamente a las guerras púnicas.
En aquella desastrosa guerra perecieron ejércitos romanos enteros. También causó tales estragos la peste después de la derrota de los persas que en Roma, en Italia y las provincias sucumbieron a los ataques del mal la mayor parte de los habitantes y casi todas las tropas.
A fuerza de trabajo y paciencia, y después de permanecer durante tres años delante de Carnunto, terminó la guerra de los marcomanos, cuya sublevación había producido la de los cuados, vándalos, sármatas y suevos y todos los países bárbaros.
Millares de enemigos cayeron bajo sus golpes, y cuando hubo libertado Panonia de la servidumbre regresó a Roma, donde triunfó por segunda vez con su hijo Cómodo Antonino, al que ya había nombrado césar.
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Los gastos de la guerra habían agotado el tesoro, por lo que, no pudiendo hacer ningún regalo a las tropas, y no queriendo establecer impuestos sobre las provincias ni el senado, hizo vender en subasta en el foro Trajano todos los objetos de lujo real, vajilla de oro, vasos de cristal, copias murrinas, trajes tejidos de oro y seda, pertenecientes a su esposa y a él, e infinidad de piedras preciosas, ornamentos de su autoridad.
La venta duró dos meses consecutivos y produjo considerables cantidades. Sin embargo, después de la victoria devolvió el precio de aquellos objetos a los particulares que consintieron en desprenderse de ellos, y no inquietó a ninguno de los que prefirieron conservarlos.
Permitió a los ciudadanos más ilustres desplegar en sus festines el mismo lujo que él, y que les sirviesen ministros semejantes a los suyos.
En los juegos que dio para celebrar su victoria, llevó tan lejos la magnificencia que, según se dice, presentó cien leones a la vez.
Después de labrar con su valor y bondad la felicidad de la república, murió a los dieciocho años de reinado y sesenta y uno e edad, ratificando el unánime voto de los pueblos el decreto que le colocó en el rango de los dioses.
Cómodo, hijo de Marco Aurelio y sucesor suyo, sus vicios, sus victorias sobre los germanos
Su sucesor Lucio Antonino Cómodo no se pareció en nada a su padre, como no sea en haber combatido personalmente y con éxito a los germanos.
Quiso que el mes de septiembre llevase su nombre, y se le llamó Cómodo. Envilecido por el lujo y el desenfreno, frecuentemente combatió con armas de gladiador en las salas donde se ejercitan, y después en el mismo anfiteatro, contra esta clase de hombres.
Murió repentinamente, y tan rápida fue su muerte que se se creyó que había sido envenenado o estrangulado.
Reinó después de su padre doce años y ocho meses, y de tal manera se hizo odiar que después de muerto le declararon enemigo del género humano.
Helvio Pértinax
A Cómodo le sucedió Pértinax, que era ya anciano, habiendo llegado a la edad de setenta años. Desempeñaba el cargo de prefecto urbano, cuando un senadoconsulto le nombró emperador.
Histori(et)as de griegos y romanos

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A los ochenta días de reinado pereció en una sedición de los soldados pretorianos y por el crimen de Juliano.
Salcio Juliano, jurisconsulto, es vencido por Severo
Después de él invadió el imperio Salvio Juliano. Pertenecía a una familia noble, era muy versado en derecho, y nieto del Salvio Juliano que en tiempos del divino Adriano compuso el Edicto perpetuo.
Vencido por Severo cerca del puente Mulvio, fue muerto en el palacio. Su reinado duró siete meses.
Septimio Severo, su crueldad, su instrucción
Enseguida se confió el gobierno del imperio romano a Septimio Severo, oriundo de África, habiendo nacido en Leptis, provincia de Trípoli.
Este fue el único africano que llegó a ser emperador. Abogado del fisco primeramente, después tribuno militar, había desempeñado muchos cargos y obtenido muchas dignidades antes de llegar a la suprema administración del Estado.
Quiso que se le llamase Pértinax para honrar la memoria de este emperador, muerto por Juliano.
Derrota de Pescenio Nigro y Clodio Albino, competidores de Severo
Era naturalmente avaro y cruel. Tuvo que sostener muchas guerras y todas afortunadas para él. Mató cerca de Cícico a Pescenio Nigro, que había sublevado Egipto y Siria. Sometió a los partos, la Arabia interior y Adiabena.
Severo somete a los partos, los árabes, los adiabenos, e invade Britania
Tan completas fueron sus victorias sobre los árabes que hizo de su país una provincia romana. Estas hazañas le valieron el nombre de Pártico, de Arábigo y de Adiabénico. Reparó en toda la extensión del imperio un considerable número de monumentos.
El pódcast de mitología griega
Venció y mató cerca de Lugduno a Clodio Albino, cómplice de Juliano en el asesinato de Pértinax, y que se había hecho nombrar césar en la Galia.
Además de su gloria militar, se distinguió también este príncipe por sus conocimientos literarios: podía pasar por sabio, habiendo profundizado la ciencia y la filosofía.
La última guerra tuvo lugar en Britania, donde, para proteger mejor las provincias que había conquistado, construyó una muralla de un mar a otro de treinta y dos mil pasos de largo.
Murió en Eboracio, a edad avanzada, después de reinar dieciséis años y tres meses, y fue deificado.
Dejó el imperio a sus dos hijos, Basiano y Geta, pero quiso que los senadores diesen al primero el nombre de Antonino, por cuya razón se llamó Marco Aurelio Antonino Basiano.
Antonino Caracala
Marco Aurelio Antonino Basiano, llamado también Caracala, se parecía a su padre, teniendo algo de rudo y amenazador.
Roma le debe el hermoso monumento de las termas que llevan el nombre de Antonianas. Esto es todo lo memorable que hizo.
Sin freno en sus pasiones, se casó con su suegra Julia.
Murió en Osdreona, cerca de Edesa, cuando preparaba una expedición contra los partos, tras reinar seis años y dos meses y habiendo cumplido cuarenta y tres de edad. El Estado pagó sus funerales.
Opilio Macrino y su hijo Diadúmeno reinan poco tiempo y no hacen nada memorable
Opilio Macrino, que era prefecto del pretorio, fue enseguida elevado al trono con su hijo Diadúmeno.

Tras nueve años de asedio y no mucha actividad guerrera, los griegos aún confían en tomar la ciudad de Troya. Todo se precipita con la famosa cólera de Aquiles: el gran rey Agamenón deshonra al mejor de los griegos, que entonces se niega a luchar contra el enemigo. Sin su lanza, el ejército griego no es rival para los soldados de Héctor, el gran comandante troyano. Comienzan los duelos de los héroes de ambos bandos y las hazañas de héroes como Áyax, Diomedes y Odiseo. Sin embargo, los griegos solo podrán conquistar Troya cuando Aquiles deponga su cólera y regrese al campo de batalla. 👉 Seguir.
La brevedad de su reinado les impidió hacer nada memorable, puesto que solamente duró un año y dos meses.
Los dos perecieron en una sedición militar.
Aurelio Antonino Heliogábalo
Después de estos fue nombrado emperador Marco Aurelio Antonino. Este pasaba por hijo de Antonino Caracala, y era sacerdote del templo de Heliogábalo.
Llegado a Roma, donde el ejército y el senado le esperaban con impaciencia, se marchó con toda clase de infamias.
Su vida fue una serie de impurezas. Después de dos años y ocho meses de reinado, pereció en una sublevación de los soldados, y con él su madre Seomia, siria de nacimiento.
Aurelio Alejandro, su victoria sobre los partos y el restablecimiento de la disciplina militar
Le sucedió Aurelio Alejandro, proclamado césar por el ejército, y augusto por el senado, aunque muy joven todavía.
Hizo la guerra a los persas y alcanzó una gloriosa victoria sobre su rey Jerjes. Fue muy severo en el mantenimiento de la disciplina militar, disolviendo legiones enteras que se habían amotinado.
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Tuvo por asesor o canciller a Ulpiano, fundador del derecho. Supo captarse el favor público en Roma, y pereció en la Galia en una revuelta de soldados, después de un reinado de trece años y ocho días.
Quería entrañablemente a su madre Mamea.