A continuación tienes el libro tercero del Breviario de Eutropio, traducido al español por Francisco Navarro y Calvo y transcrito, revisado y corregido por Francisco Javier Álvarez Comesaña para AcademiaLatin.com.
Índice de contenidos:
- Ptolomeo, rey de Egipto, rechaza el socorro de los romanos contra Antíoco, rey de Siria
- Hierón, rey de Sicilia, asiste en Roma a los juegos públicos
- Guerra con los ligurios
- Se desvanece el temor de otra guerra púnica
- Los romanos se encuentran en paz con todos los pueblos
- Guerra de Iliria
- Derrota de los galos en Italia
- Guerra de Istria
- Inicio de la segunda guerra púnica
- Preparación romana para la guerra
- Derrotas romanas
- Intervención de Quinto Fabio Máximo
- La batalla de Cannas
- Derrota de Asdrúbal en Hispania
- Injerencia macedonia
- Victorias romanas
- Aníbal a las puertas
- Muerte de los Escipiones
- Sicilia
- Macedonia
- Publio Cornelio Escipión en Hispania
- Quinto Fabio Máximo en Italia
- Los Escipiones en Hispania
- Asdrúbal en Italia
- Escipión en África
- Intento de paz
- Aníbal acude a África
- Batalla de Zama
Ptolomeo, rey de Egipto, rechaza el socorro de los romanos contra Antíoco, rey de Siria
Terminada la guerra púnica, después de veintitrés años de duración, los romanos, cuya gloria era inmensa ya, enviaron legados a Ptolomeo, rey de Egipto, para ofrecerle socorro contra Antíoco, rey de Siria, que le había declarado la guerra. Ptolomeo dio gracias a los romanos y no aceptó el ofrecimiento porque ya había librado la batalla.
Hierón, rey de Sicilia, asiste en Roma a los juegos públicos
Por este mismo tiempo, un príncipe más poderoso, Hierón, rey de Sicilia, vino a Roma para asistir a los juegos, e hizo distribuir al pueblo doscientos mil modios de trigo.
Guerra con los ligurios
Bajo el consulado de Lucio Cornelio Léntulo y de Fulvio Flaco, el mismo año en que Hierón fue a Roma, se hizo la guerra contra los ligurios, en Italia, y se triunfó sobre ellos.
Se desvanece el temor de otra guerra púnica
Los cartagineses trataron entonces de volver a la guerra e impulsaron a la sublevación a los habitantes de Cerdeña, que en virtud del último tratado debían obediencia a los romanos. Sin embargo, los mismos cartagineses enviaron a Roma una legación que obtuvo la paz.
Los romanos se encuentran en paz con todos los pueblos
Bajo el consulado de Manlio Torcuato y de Gayo Atilio Bulbo se triunfó sobre Cerdeña, y los romanos, habiendo consentido en todas partes en la paz, no tuvieron guerra alguna que sostener, cosa que desde la fundación de Roma solamente les había ocurrido una vez, bajo el reinado de Numa Pompilio.
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Guerra de Iliria
Los cónsules Lucio Postumio Albino y Gneo Fulvio Centumalo hicieron la guerra a los ilirios, les tomaron muchas ciudades y recibieron también la sumisión de algunos reyes. Entonces se triunfó sobre este pueblo por primera vez.
Derrota de los galos en Italia
Siendo cónsul Lucio Emilio, un formidable ejército de galos pasó los Alpes. Toda Italia se declaró por los romanos. El historiador Fabio, que militó en esta guerra, dice que se levantaron contra el enemigo ochocientos mil hombres.
Pero solamente el cónsul consiguió las ventajas de aquella campaña, en la que perecieron cuarenta mil enemigos, concediéndose el triunfo a Emilio.
Algunos años después se peleó otra vez contra los galos en Italia, terminando la guerra los cónsules Marco Claudio Marcelo y Gneo Cornelio Escipión. Marcelo combatió al frente de un reducido cuerpo de caballería y mató con su mano al rey de los Galos, llamado Virdomaro.
Reunido enseguida con sus colegas, destruyó el innumerable ejército de los galos, forzó a Milán y regresó a Roma con rico botín. Entró en triunfo en Roma, llevando al hombro, puestos en un palo, los despojos del galo.
Guerra de Istria
Bajo el consulado de Marco Minucio Rufo y de Publio Cornelio, se hizo la guerra a los istrios, que habían saqueado naves romanas cargadas de trigo, y los sometieron a todos.
Inicio de la segunda guerra púnica
En este mismo año comenzó la segunda guerra púnica, bajo el mando de Aníbal, general cartaginés que, teniendo entonces veinte años, al frente de ciento cincuenta mil hombres de a pie y veinte mil de a caballo, puso sitio a Sagunto, ciudad de Hispania amiga del pueblo romano.
Los romanos le enviaron legados para invitarle a que cesara las hostilidades, pero Aníbal no quiso recibirlos. También los enviaron a Cartago para que le prohibiesen hacer la guerra a los aliados de Roma; pero solamente recibieron duras respuestas de los cartagineses.
Entretanto, Sagunto, vencido por el hambre, cayó en poder de Aníbal, que hizo experimentar a los habitantes crueles suplicios.
Preparación romana para la guerra
Entonces partió con un ejército para Hispania Publio Cornelio Escipión, y Tiberio Sempronio para Sicilia, declarándose la guerra a los cartagineses. Dejando Aníbal a su hermano Asdrúbal en Hispania, cruzó los Pirineos y se abrió paso en los Alpes por sitios hasta entonces impracticables.
Se dice que entró en Italia con ochenta mil hombres de infantería, veinte mil de a caballo y treinta y siete elefantes, uniéndosele además un considerable número de ligurios y galos. Enterado de la llegada de Aníbal a Italia, Sempronio Graco hizo pasar su ejército de Sicilia a Rímini.
Histori(et)as de griegos y romanos

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Derrotas romanas
Publio Cornelio Escipión acudió primeramente al encuentro de Aníbal y le libró batalla, pero su ejército quedó derrotado y, herido él mismo, se retiró a su campamento. Sempronio Graco llegó con él a las manos cerca del río Trebia, y también quedó vencido.
Entonces se sometieron a Aníbal muchos pueblos de Italia. Desde allí pasó a la Toscana y atacó al cónsul Flaminio, que murió en el combate, cayendo veinticinco mil romanos y huyendo los restantes.
Intervención de Quinto Fabio Máximo
Los romanos enviaron enseguida contra Aníbal a Quinto Fabio Máximo, quien supo, contemporizando, detener la impetuosidad de su enemigo, y en la primera ocasión favorable que pudo aprovechar le venció.
La batalla de Cannas
En el año 540 de la fundación de Roma, Lucio Emilio Paulo y Publio Terencio Varrón fueron enviados contra Aníbal en reemplazo de Fabio, quien les advirtió de que no podrían vencer a aquel hábil y fogoso general sino evitando la pelea.
Pero el impaciente Varrón le libró batalla, contra la opinión de su colega, cerca de un pueblo de la Apulia llamado Cannas, siendo vencidos los dos cónsules por Aníbal. En este combate perdieron los africanos tres mil hombres, y casi todos quedaron heridos; pero en ninguna guerra púnica recibieron los romanos tan grave descalabro.
En la batalla perecieron el cónsul Emilio Paulo, veinte consulares o antiguos pretores, treinta senadores muertos o prisioneros, trescientos ciudadanos de las familias más nobles, cuarenta mil soldados de infantería y tres mil quinientos caballeros.
A pesar de tantos desastres, nadie entre los romanos quería hablar de paz. Los esclavos, cosa que no se había hecho hasta entonces, fueron manumitidos y hechos soldados.
Después de esta batalla, muchas ciudades de Italia que estaban sometidas a los romanos abrazaron el partido de Aníbal. Este general ofreció a los romanos el rescate de los prisioneros de su nación, pero el senado respondió que no necesitaba ciudadanos que se habían dejado coger con las armas en la mano.
Aníbal les hizo perecer a todos en diferentes suplicios y envió a Cartago tres modios de anillos de oro que había hecho arrancar de los dedos de los caballeros, senadores y soldados romanos.
Derrota de Asdrúbal en Hispania
Entretanto, su hermano Asdrúbal, que había quedado con un fuerte ejército en Hispania para someterla toda entera a los africanos, fue vencido por los dos Escipiones, generales del ejército romano, perdiendo en el combate treinta y cinco mil hombres, de los que fueron hechos prisioneros diez mil, y veinticinco mil muertos.
El pódcast de mitología griega
Para reparar estas pérdidas, le enviaron los cartagineses doce mil infantes, cuatro mil caballos y veinte elefantes.
Injerencia macedonia
Cuatro años después de la entrada de Aníbal en Italia, el cónsul Marco Claudio Marcelo combatió con él, afortunadamente, cerca de Nola, ciudad de Campania. Aníbal se apoderó de muchas ciudades en Apulia, Calabria y los Abruzos.
Por este mismo tiempo, Filipo, rey de Macedonia, le envió legados ofreciéndole socorro contra los romanos, a condición de que, después de destruir su ejército, se lo suministrara a su vez contra los griegos.
Pero habiéndose apoderado los romanos de los emisarios de Filipo y enterándose de sus propósitos, enviaron a Macedonia a Marco Valerio Levino, y a Cerdeña al procónsul Tito Manlio Torcuato, porque este país había abandonado también a los romanos por instigaciones de Aníbal.
Victorias romanas
Así pues, los romanos combatía en cuatro países a la vez: en Italia contra Aníbal y en Hispania contra su hermano Asdrúbal; en Macedonia contra Filipo; en Cerdeña contra los pueblos de esta isla y contra otro Asdrúbal de Cartago.
El procónsul Tito Manlio, que habían enviado a Cerdeña, lo cogió vivo; le mataron a doce mil hombres, le hicieron mil quinientos prisioneros, y Cerdeña volvió al poder de los romanos. Manlio regresó victorioso a Roma con Asdrúbal y los prisioneros.
Por entonces Levino derrotó también a Filipo en Macedonia, y los dos Escipiones vencieron en Hispania a Asdrúbal y Magón, tercer hermano de Aníbal.
Aníbal a las puertas
Diez años después de la entrada de Aníbal en Italia, bajo el consulado de Publio Sulpicio y Gneo Fulvio, avanzó Aníbal hasta cuatro millas de Roma, y sus jinetes hasta las mismas puertas de la ciudad. Pero la aproximación de los cónsules, que acudían con un ejército, le obligó a retirarse enseguida a Campania.
Muerte de los Escipiones
En Hispania, su hermano Asdrúbal mató a los dos Escipiones, que durante muchos años habían sido constantemente vencedores. Su ejército, sin embargo, quedó intacto porque sucumbieron más bien a la astucia que el valor.

Tras nueve años de asedio y no mucha actividad guerrera, los griegos aún confían en tomar la ciudad de Troya. Todo se precipita con la famosa cólera de Aquiles: el gran rey Agamenón deshonra al mejor de los griegos, que entonces se niega a luchar contra el enemigo. Sin su lanza, el ejército griego no es rival para los soldados de Héctor, el gran comandante troyano. Comienzan los duelos de los héroes de ambos bandos y las hazañas de héroes como Áyax, Diomedes y Odiseo. Sin embargo, los griegos solo podrán conquistar Troya cuando Aquiles deponga su cólera y regrese al campo de batalla. 👉 Seguir.
Sicilia
Por este mismo tiempo, el cónsul Marcelo recobró considerable parte de Sicilia, de la que se habían apoderado los cartagineses, y se trasladó a Roma el inmenso botín cogido en Siracusa, la ciudad más famosa de aquel país.
Macedonia
En Macedonia hizo Levino una alianza con Filipo, con muchos pueblos de Grecia y con Átalo, rey de Asia. Habiendo pasado a Sicilia, cogió cerca de Agrigento, y con esta misma ciudad, a un tal Hanón, general cartaginés, enviándolo enseguida a Roma con los prisioneros más nobles.
Recibió la sumisión de cuarenta ciudades y forzó veintiséis. Después de reconquistar de esta manera toda Sicilia y humillar Macedonia, volvió a Roma cubierto de gloria. En Italia, habiendo atacado de improviso Aníbal al cónsul Gneo Fulvio, lo mató con ocho mil hombres.
Publio Cornelio Escipión en Hispania
Entretanto se envió a las Hispanias, donde el ejército romano, después de la muerte de los dos Escipiones, carecía de jefe, a Publio Cornelio Escipión, hijo de Publio Escipión, que había hecho allí la guerra. Tenía entonces veinticuatro años, y tal vez fue el romano más grande de su siglo y de los siguientes.
Se apoderó de Cartagena, donde los africanos tenían todo su oro, toda su plata, todos sus pertrechos y los rehenes más ilustres que habían recibido de los hispanos. También se apoderó de Magón, hermano de Aníbal, enviándolo a Roma con los demás prisioneros.
La noticia de estos triunfos produjo en la ciudad un profundo regocijo. Por otra parte, Escipión devolvió a sus parientes a los rehenes hispanos, lo que hizo que inmediatamente pasase a su partido casi toda Hispania.
Tampoco tardó en vencer a Asdrúbal, hermano de Aníbal, poniéndolo en fuga y cogiéndole un rico botín.
Quinto Fabio Máximo en Italia
En Italia, el cónsul Quinto Fabio Máximo se apoderó de Tarento, donde había reunido Aníbal inmensas provisiones de guerra. Mató a Cartalón, lugarteniente suyo; vendió veinticinco mil prisioneros, distribuyó el botín a los soldados y entregó al tesoro el producto de la venta de los prisioneros.
Entonces, un considerable número de ciudades que pertenecían a los romanos y se habían declarado por Aníbal se sometieron a Fabio Máximo.
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Los Escipiones en Hispania
En el año siguiente Escipión alcanzó notables ventajas en Hispania y, ayudado por su hermano Lucio Escipión, recobró setenta ciudades. Pero los romanos no fueron tan afortunados en Italia, donde Aníbal mató al cónsul Claudio Marcelo.
En el tercer año de su entrada en Hispania, consiguió Escipión grandes victorias. Concedió su amistad al rey de aquel país, después de vencerle en empeñada batalla, y fue el primer romano que no pidió rehenes al enemigo vencido.
Asdrúbal en Italia
Desesperando Aníbal de poder disputar por más tiempo a Escipión la posesión de las Hispanias, llamó a Italia a su hermano Asdrúbal con todo su ejército. Al marchar este por el mismo camino que ya había seguido Aníbal, cayó en las emboscadas que le habían preparado cerca del río Metauro y de Sena, ciudad del Piceno, los cónsules Apio Claudio Nerón y Marco Livio Salinátor.
Allí pereció, después de combatir valerosamente; sus numerosos soldados fueron muertos o hechos prisioneros, enviándose a Roma una considerable cantidad de oro y plata.
Este descalabro inspiró a Aníbal alguna desconfianza acerca del resultado de la guerra. Por el contrario, los romanos confiaron mucho y llamaron de Hispania a Publio Cornelio Escipión, que regresó a Roma cubierto de gloria.
Bajo el consulado de Quinto Cecilio y Lucio Valerio, todas las ciudades de los Abruzos que habían estado sometidas a Aníbal volvieron a los romanos.
Escipión en África
En el año decimocuarto de la entrada de Aníbal en Italia, Escipión, que había conseguido grandes victorias en Hispania, fue nombrado cónsul y enviado a África. Generalmente se le suponía algo de divino y se creía que conversaba con los dioses.
A su llegada a África libró batalla con Hanón, general cartaginés, y destrozó su ejército. En otro combate se apoderó de su campamento, le mató once mil hombres y le hizo cuatro mil quinientos prisioneros.
También se apoderó de Sífax, rey de Numidia, que se había unido a los cartagineses, y forzó su campamento. Enseguida envió aquel rey a Roma con los númidas más nobles y ricos despojos.
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Intento de paz
A la noticia de estos triunfos, casi toda Italia abandonó el partido de Aníbal, que recibió de Cartago la orden de regresar a África, donde Escipión causaba estragos.
De esta manera, después de diecisiete años de guerra, se vio Italia libre de Aníbal, que, según dicen, la abandonó llorando. Los cartagineses enviaron legados a Escipión pidiéndole la paz, y Escipión los envió a Roma para que tratasen con el senado; les concedió cuarenta y cinco días de tregua para darles tiempo de ir y volver, y recibió de ellos treinta mil libras de plata.
El senado concedió a Escipión el derecho de convenir y ajustar la paz con los cartagineses, y Escipión se las concedió con la condición de que «conservarían solamente treinta naves; que entregarían quinientas mil libras de plata y además los prisioneros y desertores».
Aníbal acude a África
Pero el regreso de Aníbal a África rompió las negociaciones de paz, cometiendo los cartagineses muchos actos hostiles. Escipión no dejó de enviarles sus legados, que, al regresar de Roma, habían caído en poder de sus tropas.
Vencido Aníbal por Escipión en muchos combates, concluyó también por pedirle la paz. Se celebró una entrevista entre los dos generales, y Escipión le concedió la paz con las mismas condiciones que antes, aumentando, a causa de su nueva perfidia, cien mil libras de plata a las quinientas mil exigidas antes.
No quisieron los cartagineses aceptar estas condiciones y mandaron a Aníbal que pelease. Escipión y Masinisa, otro rey de los númidas que había hecho alianza con el general romano, llevaron la guerra bajo las murallas de Cartago.
Aníbal había enviado tres espías a reconocer el campamento de los romanos y, habiendo sido cogidos, Escipión mandó llevarles al campamento, les enseñó todo el ejército, les hizo servir comida y los despidió para que refiriesen a Aníbal lo que habían visto.
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Batalla de Zama
Los dos generales se prepararon para el combate, uno de los más memorables que se han librado, teniendo los ejércitos por jefes los dos capitanes más grandes del mundo.
Escipión quedó vencedor y estuvo a punto de apoderarse de Aníbal, que escapó primeramente con considerable número de jinetes, después con veinte y al fin con cuatro solamente. En el campamento se encontraron veinte mil libras de plata, ochocientas de oro y multitud de objetos preciosos.
Después de esta batalla se hizo la paz con los cartagineses. Escipión regresó a Roma y fue honrado con el triunfo más glorioso, recibiendo el sobrenombre de Africano, que conservó.
De esta manera terminó la segunda guerra púnica, que había durado diecisiete años.