A continuación tienes la transcripción (revisada, modernizada y mínimamente modificada) de la traducción de las cuatro Catilinarias de Cicerón de la mano de Andrés Laguna (1510-1559) a partir de una edición de 1786 disponible en archive.org.
- Catilinaria I
- Catilinaria II
- Catilinaria III
- Catilinaria IV
Argumento de los cuatro discursos de Cicerón contra Lucio Catilina
Lucio Catilina, según recita Salustio, fue hombre de noble sangre y no poco valeroso, aunque perverso y mal inclinado, porque siempre desde su juventud se inclinó a guerras domésticas, matanzas, robos y discordias civiles, en las cuales noche y día se desvelaba, siendo muy resistente a frío, hambre y sed. Era muy atrevido, vario, astuto y retorcido, pues sabía muy bien fingir y disimular cualquier cosa. Disipaba profusamente su hacienda, y deseaba la ajena, hirviendo siempre en codicia de cosas altas y grandes. Era elocuente y diserto, pero no tenía sabiduría, y alcanzaba muy poco con el discurso y entendimiento. Este, después del mandato de Lucio Sila, viéndose cargado de deudas y rechazado de todos los cargos públicos, magistraturas y dignidades de la ciudad, a causa de sus maldades, deseó por cualquier vía ocupar la república y hacerse señor absoluto de ella, para lo cual procuró granjearse y atraerse a todos los muchachos viciosos y valerse de los ciudadanos perdidos de Roma, entre los cuales hubo algunos senadores de lustre, que junto a él, pensando valer más, conjuraron.
Aprende latín y griego antiguo desde cero al mejor precio con esta oportunidad única. Aprovecha el combo latín & griego antiguo por 399 € para siempre.
Accede a las futuras ampliaciones con textos largos, actividades concretas, etc. Un solo pago, acceso para siempre, sin suscripciones recurrentes.
Olida la maldad por los padres conscriptos, declararon cónsules a Cicerón y a Gneo Antonio para que diesen orden de cómo la república no recibiese daño ni detrimento. De ellos, Cicerón, a quien cayó el gobierno de la ciudad, se desveló y puso gran diligencia en resistir al furor y rabia de Catilina, y en espiar, inquirir y escudriñar todos sus consejos y tratos, los cuales al fin sacó a la luz, y, después de haberlos hecho tocar con mano de los padres conscriptos, declamó en el senado contra el mismo Catilina presente y le exhortó a salir de Roma y se llevase consigo a todos los suyos, como se ve por el primer discurso.
Por la segunda, después de ido Catilina, incita a los quirites (que así se llamaba entonces todo el pueblo romano) contra él, y amonesta a todos los conjurados que quedaron en Roma para que se vayan tras su capitán si no quieren esperar el castigo debido a tan gran atrevimiento.
Asimismo declara a los quirites por la tercera el modo en que descubrió una tan gran conjuración, y les exhorta a dar a los dioses gracias inmensas por el singular cuidado que tienen de guardar aquella república.
Por la cuarta finalmente pide consejo y parecer al senado de lo que se debe hacer acerca de los encarcelados, y les encarece mucho la diligencia y solicitud de que usó para librar a la patria.
De ninguno de estos discursos nos consta con qué pena o suplicio fueron castigados los delincuentes, pero se saca de Salustio y de otros historiadores que a cada uno de ellos se les dio garrote en la cárcel, y que Catilina fue con los suyos desbaratado y muerto por Gneo Antonio, que había ido contra él con un muy pujante ejército.
En este conflicto pelearon tan valerosamente los soldados de Catilina, imitando a su capitán, que el lugar que cada uno de ellos ocupó en la campaña vivo, ese mismo cubrió con su cuerpo después de muerto, de manera que, aunque venció Antonio en la lid, su victoria todavía fue muy ensangrentada y lamentable a todo el pueblo romano.
Se puede llamar demostrativo el género de todos estos cuatro discursos, por cuanto en ellas Cicerón vitupera y reprende a Catilina cruelmente; y también deliberativo, visto que pide parecer y consejo sobre el castigo que se debe dar a los conjurados.
Por evitar circunloquios, usamos también algunos vocablos latinos, pero ya familiares a nuestra lengua española, como son «parricidio», que es el acto de matar a algún deudo o pariente; «parricida», el que perpetra tan cruel hazaña; «estupro», la fuerza que se hace principalmente a viuda o doncella; «guerra civil», la que se trama entre ciudadanos; «suplicio», «castigo capital», etc.
Antiguamente los pretores eran como corregidores, los cuales todavía se sometían al cónsul, como a nuestros corregidores son en cada parte sujetos los alguaciles, porque el cónsul era como gobernador y, después del senado, tenía el sumo mando.