En la cuadragesimocuarta clase del curso de latín desde cero estudiaremos lo más importante sobre la métrica latina, íntimamente relacionada y dependiente de los conocimientos de nociones elementales de prosodia.
Índice de contenidos:
Lo explico todo en este vídeo, de ⏳ 20 m 56 s ⌛ de duración:
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Unidades de la métrica latina
El verso es la unidad fundamental en el sistema rítmico‑métrico latino. Los versos están formados por otras unidades menores, el pie o el metro, y ocasionalmente está integrado en otras unidades mayores, las estrofas.
El pie (y el metro)
El pie es la mínima unidad métrica significativa. Como mínimo tiene dos sílabas, y en él hay un tiempo fuerte o marcado y otro débil. Lo que produce el ritmo es la alternancia de esos tiempos fuertes y débiles: en los tiempos fuertes suele haber sílabas largas, aunque no obligatoriamente; en los débiles, indistintamente, hay sílabas largas y breves.
Las diferentes combinaciones de estas sílabas largas y breves dan lugar a diferentes pies. Los más importantes son los siguientes.
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De dos sílabas:
- pirriquio: ˘˘
- yambo: ˘̄́
- troqueo/coreo: ̄́ ˘
- espondeo: ˉˉ
De tres sílabas:
- dáctilo: ̄́ ˘˘
- anapesto: ˘˘̄́
Clasificación de los pies
Los pies pueden clasificarse desde diversos puntos de vista:
- Por su importancia para el ritmo se clasifican en fundamentales o secundarios (o sucedáneos). Son pies fundamentales el yambo, el troqueo/coreo, el dáctilo y el anapesto, que forman los cuatro tipos de ritmo existentes en latín. Son secundarios los demás pies, que se utilizan en sustitución de los anteriores.
- Según la duración total del pie pueden ser pies puros o pies condensados. Son puros los que tienen la duración que teóricamente les corresponde, aunque haya sustituciones. Son pies condensados los que tienen una duración mayor a la del pie fundamental al que sustituyen.
- Por la posición del tiempo marcado con respecto al tiempo débil pueden ser descendentes y ascendentes. Son pies descendentes el troqueo y el dáctilo. Son ascendentes los otros dos fundamentales: el yambo y el anapesto.
El metro
El metro es la unidad métrica inferior al verso. Un metro equivale a un pie cuando todos los pies tienen las mismas posibilidades de constitución. En cambio, equivale a dos pies cuando las posibilidades de constitución de los pies son distintas, es decir, cuando en un verso se suceden los pies puros y los condensados. Así, por ejemplo, en el hexámetro dactílico hay seis pies y seis metros porque todos los pies tienen las mismas posibilidades de constitución (todos los pies son puros).
Por otra parte, el trímetro yámbico tiene tres metros pero seis pies, pues las posibilidades de constitución de los pies pares e impares es diferente, ya que los pies pares son puros, y los impares, condensados.
Estudiar la gramática latina está fantástico; pero, sin ponerla en práctica, todos esos conocimientos sirven de bien poco. ¡Para dominar el análisis y la traducción de textos hay que analizar y traducir!
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El verso
Es la unidad fundamental y se denomina indicando el número de pies o metros que tiene y el ritmo que lo forma. Por ejemplo, un tipo de verso es el hexámetro dactílico, que es el que tiene seis metros con un ritmo dactílico.
Los versos acaban siempre con final de palabra. La última sílaba de los versos es métricamente indiferente. Si atendemos al final de los versos, estos pueden ser catalécticos cuando tienen una sílaba de menos del esquema métrico teórico completo, o hipérmetros son los versos a los que les sobra una sílaba al final, pero que se elide con el principio del verso siguiente.
La cesura
Cuando un verso tiene 11 o más sílabas hay una o varias cesuras. Las cesuras son un corte en el ritmo, establecido por convención. La cesura casi siempre coincide con final de palabra y solo excepcionalmente aparece entre los dos miembros de una palabra compuesta o entre palabra normal y una enclítica.
Las cesuras, sobre todo las principales, están en medio de un pie (si estuviera al final sería diéresis; por ejemplo, la diéresis bucólica al final del cuarto pie del hexámetro dactílico y después de una puntuación fuerte). No hay que confundir cesura con pausa, aunque pueden coincidir.
La estrofa
En latín es usual que un mismo verso se repita en serie indefinidamente. No obstante, también pueden aparecer versos combinados formando estrofas. Las estrofas más sencillas están formadas por dos versos, y reciben el nombre de dístico; por ejemplo, el dístico elegíaco está formado por un hexámetro y un pentámetro:
Nescio, sed fieri sentio et excrucior.
En la poesía lírica son frecuentes las estrofas de cuatro versos (tetrásticas), como la estrofa sáfica.
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El hexámetro dactílico
El hexámetro dactílico está compuesto por seis dáctilos, el último de ellos cataléctico. Los cuatro primeros pies pueden ser sustituidos por espondeos, y excepcionalmente el quinto también, en cuyo caso el verso recibe el nombre de hexámetro espondaico. Si todos los pies son espondeos, recibe el nombre de hexámetro holoespondaico.
Al ser un verso largo, el hexámetro tiene al menos una cesura. En los hexámetros latinos, la cesura más común es la pentemímera; cuando esta cesura no aparece, suele aparecer una combinación de dos o tres cesuras, que suelen ser la triemímera, la heptemímera y la trocaica. También puede aparecer la diéresis bucólica al final del cuarto pie, después de puntuación fuerte.
Licencias métricas
Las licencias métricas son recursos poéticos que el artista puede usar por necesidades de versificación o estilísticas, aunque hemos de considerarlas como excepciones. Las más importantes son estas cuatro.
- Hiato: no se realiza la elisión correspondiente, sino que se consideran dos sílabas.
- Diéresis: un diptongo es considerado como dos sílabas.
- Sinéresis (sinícesis): se forma un falso diptongo que no lo es originalmente.
- Consonantización: se toma como consonante la i o la u vocálica.
La sinalefa
No es propiamente una licencia métrica, sino que lo normal es que actúe. Cuando una palabra acaba en vocal o en vocal seguida de m y la palabra siguiente empieza por vocal o h seguida de vocal, se elide a efectos métricos la vocal o vocal + m con la que finaliza la primera palabra.
Si la segunda palabra es la forma es o est (del verbo sum), se produce aféresis o prodelisión: se pierde la e del verbo.
Con esto ya podemos empezar a medir hexámetros dactílicos. Vamos a probar con los primeros versos de la Eneida.
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